lunes, 15 de diciembre de 2008
Para reflexionar
Semillas
Cuentan que un joven paseaba por una ciudad desconocida, cuando, de pronto, se encontró con un comercio en cuya marquesina se leía una extraña inscripción: "La Felicidad".
Al entrar, descubrió que el negocio era atendido por ángeles. Y medio asustado, se acercó a uno de ellos y le preguntó:
- ¿Qué venden aquí ustedes?
- ¿Aquí? -respondió el ángel- Aquí vendemos absolutamente de todo.
- ¡Ah! -dijo asombrado el muchacho-. Entonces, sírvanme el fin de todas las guerras del mundo, muchas toneladas de amor entre los hombres, un gran bidón de comprensión entre las familias, más tiempo para que los padres jueguen con sus hijos...
Y así prosiguió hasta que el ángel, muy respetuoso, lo interrumpió y le dijo:
- Perdone usted, señor. Creo que no me expliqué bien. Aquí no vendemos frutos, sino semillas.
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